Saga de Niels, Capitulo 10 (Temporada 1)

Saga de Niels, Capitulo 10
Creador	Foreverwing
Serie	Saga de Niels
Saga/Temporada	1
Sagas/Temporadas	2 (actualmente)
Capítulo Anterior	Capitulo 9
N° del Capítulo	10
Capítulo Siguiente	Capitulo 11
Créditos	N/A

La isla Coral de la Ruina era sin duda un lugar extraño. En un pasado muy remoto, tenia un clima bastante cálido, motivo por el cual estaba rodeada de grandes arrecifes de coral, los cuales murieron cuando la isla se congelo. Su frió esta lejos de ser es normal, y la prueba de esto la tenemos en que mientras que esta isla permanece cubierta de hielo, otras que están cerca o aún mas al norte no lo están.

Por si esto fuera poco, en esta isla siempre hay tormentas eléctricas, tan terribles que muchos creen que Thor la maldijo. Pero lo mas raro es que la nieve esta al revés, cubriendo las zonas bajas y dejando al descubierto las cumbres montañosas. Sin duda todo un espectáculo sacado de una pesadilla, y ademas ha sido el escenario de innumerables hundimientos; y ahora alberga a los Berserkers.

Yo estaba inquieto, preguntándome ¿para que llevarían tanto metal a una isla inhóspita?, y viendo los últimos movimientos berserkers quise comunicar mi inquietud a los otros jefes. Lamentablemente ellos compartían la opinión del líder Thunderhead, según la cual habíamos triunfado, y los Berserkers huían a refugiarse a donde esperaban que nosotros no fuéramos. Conociendo a nuestros enemigos, esta idea era absurda, pero parecía que yo era el único jefe en el archipiélago que veía esto, y daba la sensación de que todos los demás intentaban mantener esa ceguera con tal de no salir de su confort.

Afortunadamente en Berk, si bien no todos compartían exactamente mi inquietud, había muchos que por curiosidad y hasta por terror querían saber que Jotuns pasaba en Coral de la Ruina; y entonces envié una pequeña expedición constituida por un Drakkar y siete tripulantes, con la estricta orden de no entrar a la zona de los corales muertos y volver dentro de volver en un plazo de tres días. Pero pasó el tiempo y no volvieron, por lo que decidí enviar otra expedición, con las mismas instrucciones pero con unas piezas de metal en la carena, para así protegerlo de los corales, pero este barco tampoco volvió.

Eran dos drakkars y doce vikingos desaparecidos. Yo era el responsable de que fueran en ese viaje, y por lo tanto, era mi deber averiguar su paradero. Si necesitaba ir a un viaje del cual tal vez no volviera, debía designar a alguien que se quedara al mando. Para esto, la primera persona en que pensé, fue en Magmar Torton, quien era reconocido por su responsabilidad a la hora de navegar, pero cuando fui a verlo le estaba enseñando a su vecino a quitarle las espinas a un bacalao pasándolo por las fosas de su nariz, situación que como imaginaran me hizo olvidar la idea. La siguiente persona fue Bjorn Hofferson, pero en ese momento estaba demasiado ocupado entrenando, ya que se sentía avergonzado por haber perdido una competencia de fuerza con un Jorgenson -mas específicamente con Engla-, situación que tomo como un insulto mortal debido a la rivalidad de las dos familias. Y entonces, al escuchar las protestas de Bjorn, y recordar su papel en la defensa de Berk, pense en dejar a Engla a cargo, pero nadie sabia donde estaba. Busque otros candidatos, pero finalmente fui al bosque a buscarla, y nuevamente la encontré en Punto Cuervo, lugar donde estaba probando un invento que había hecho, que era una mezcla entre hacha y escudo, pero que tenia la particularidad de poder plegarse sobre el brazo a modo de brazalete. Hable con ella y trate de convenserla, pero al principio no quería por temor a que la rivalidad entre su familia y los Hofferson causara problemas, y yo entonces, le hable desde mi corazón. No recuerdo bien que le dije, solo se que la llene de confianza, y que le confesé mis sentimientos. Cuando me calle, ella me beso, yo le devolví el beso, nos abrazamos y finalmente la deje a cargo. Zanjados los asuntos en mi tierra, partí junto a seis de los mejores guerreros y navegantes de Berk, a Coral de la Ruina.

El mar durante el viaje estaba calmo, como si avecinara la tormenta a la que nos dirijamos. Yo remaba pensativo, debatiéndome entre mis obligaciones como jefe y mis sentimientos, pero tratando de concentrarme en nuestra misión, y allí me di cuenta que no habíamos trazado ningún plan. En vista de esto, ordene que dejaran de remar para organizarnos, y finalmente decidimos navegar alrededor de la isla evitando la tormenta y acercándonos a la orilla por las zonas de mayor profundidad para evitar los corales. El plan era sencillo, pero cuando nos acercamos la corriente nos llevo vertiginosamente al arrecife, ocasionando que encalláramos. Por un segundo todos esperábamos lo peor, hasta que nos dimos cuenta de que en ese lugar el mar nos llegaba a la cintura, permitiendo que pudiéramos caminar, teniendo como únicos problemas las olas y el frió, nada que un buen vikingo no sepa soportar.

Esperaba que llegáramos a la playa rápidamente, pero mientras que el cielo estaba cubierto de nubes y rayos, el mar estaba cubierto de niebla, y a través de la misma vislumbrábamos unas misteriosas siluetas aladas, la cuales eran acompañadas de rayos, que al caer en el agua hacían volar peces -que eran capturados por las figuras misteriosas- y generaban mas vapor, ademas de causarnos varios sustos y cosquilleos, pero afortunadamente ninguna desgracia. Finalmente logramos llegar a la playa, y encontramos una cueva, donde pudimos hacer una fogata para entrar en calor y cocinar un jabalí que dormía allí. Ahorrare detalles de como nos quedaron las piernas por caminar en esas gélidas aguas.

Y una vez que cenamos apagamos el fuego, nos cubrimos con unos cueros de yak que trajimos de Berk y nos dispusimos a dormir, sabiendo que estábamos en territorio enemigo y debíamos encontrar a nuestros compatriotas. Pero ademas corríamos el riesgo de ser descubiertos, o que vean nuestro barco encallado y sospecharan.

Coral de la Ruina (Wreck Reef) en el mapa de Hipo